Julio 30.2025
No logré dormir temprano; no puedo decir que estuve pensando en mil cosas, pero si un poquito, nada dramático.. en realidad estaba con los ojos abiertos, sin capacidad para cerrarlos, ni querer hacerlo.
Mi mamá llegó a mi casa a las 6am, con Avana, que le pedí que la trajera. Tenia una necesidad imperiosa de abrazar a mi perrita que ha estado conmigo en todas mis complicaciones de los últimos 8 años. Ella que se ha sentado a la par mía y me ha chupado el brazo o la pierna, porque si. Ver su sonrisa al entrar a la casa y verla brincar para saludarme, fue felicidad instantánea, dopamina para el alma.
Al llegar a la casa hoy, no supe qué hablar con mi madre, qué expresar o sentir. Porque realmente no se que siento; si hay algo que aún no logro poner en palabras, es eso. Son demasiados sentimientos y emociones juntas, que no logro descifrarlas. Y al final, también creo que no es necesario hacerlo, simplemente sentir lo que sea que sienta en el momento, es mi sentido de sentir, aquí y ahora, sin entender la sabiduría de mi cuerpo, pero confiando en él.
Si veo a mi mamá asustada y preocupada y eso me atormenta; ella tampoco sabe muy bien qué decir ni hacer, porque pues claro, no estamos -nadie- preparadas para manejar una situación de estas. Mañana tengo la cita con la doctora que va a llevar mi caso; doctora recomendada por el hermano de Gaby, que también es médico, y que gracias a todos los cielos, pudimos tener cita rápido y así salir de la incertidumbre, de qué es esto y cómo lo voy a manejar.
Hoy sentí mucho que, lo importante aquí soy yo; sigo divagando, sin entender, pero de repente, todos los demás problemas o preocupaciones, ya dejaron de tener protagonismo, para centrarme en uno solo, en mi salud, en mi estómago. Puta, qué fuerte todo esto, qué raro, qué ilógico, qué simbólico; aunque todavía no entiendo, solo esas palabras son las que vienen a mi mente.
En la tarde Andrea nos invito al cine, así que nos fuimos a ver formula 1. Que no entendí nada, pero no importa, no hay nada que entender, solo ver a Brad Pitt es suficiente para olvidar lo que está pasando en el mundo exterior y en el interior. Terminada la película, Pablo y yo quedamos casi que contracturados del estrés de ver si Brad Pitt se iba a morir o iba a ganar la carrera, mientras en la otra silla, estaba mi mamá diciendo “que relajante estuvo esta película”. Nos volvimos a ver con cara de QUE putas esta diciendo???. Y lloramos de la risa por los pasillos del cine hasta el carro.
Terminé el día, agradeciendo el regalo al cine, las risas y tener a mi mamá cerquita, acompañándome y durmiendo a mi lado, mientras Avana me recuerda que la vida es ahora, es hoy, en este momento presente y que no importa nada más que el amor.

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