Agosto 1.2025

Este mes es el mes de mi cumpleaños.

Hace meses pensé en ir donde Mapi a celebrarlo, pero al final pasaron los días y no lo planeamos. Luego consideramos la idea de ir en octubre a visitarla, pero hoy ya eso no es una opción. Compré entradas para Bad Bunny en diciembre y hoy me cuestiono si voy a ir, tengo la fe, pero no se que vaya a pasar. Poco a poco vienen a mi cabeza esos planes u otras cosas que estaba considerando, que hoy no se. Hoy la prioridad es otra y eso me molesta. Este va a ser un agosto diferente.

En otro orden de cosas, y dada la situación, le pedí a mi mama que me llevara a la playa el fin de semana; porque es el ultimo… al menos en un tiempo, y tenía una necesidad imperiosa de ver el mar. Sentarme a ver y escuchar el mar, sin nada más que hacer.

Como ya me siento mejor de la anemia, y de acuerdo al hemograma, ya subieron un poco los “xyz” cosas que tienen que subir, decidí manejar yo y venirnos al hotel donde normalmente vamos a remar, solo que esta vez no hay ramada.

Paramos en Puntarenas por mi guilty pleasure: un Churchill..

Al llegar al hotel, nos acomodamos y literal nos fuimos a sentar frente al mar, toda la tarde. Ya estaba en paz, haciendo lo que deseé desde mi salida de la cita con la doctora.

Mi madre decía que habíamos adelantado el día de la madre y mi cumpleaños, que normalmente celebramos esos dos días ahí. Pero para mi no era así; ir este fin de semana no era para celebrar, no era para brindar por algo especial, sino la forma en la que yo iba a poder despejar mi mente, la forma de no quedarme encerrada en mi casa y poner esta cabeza a pensar, era mi forma de escapar unos días de la realidad “real” o de la que me podía inventar, al quedarme en San José. Mi meta era poner la mente en blanco, viendo el mar, ni siquiera por descansar, sino desconectar.

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