Agosto 15. 2025

Murió mi abuela.

Era algo que suponía que iba a pasar pronto, pero el hecho de que pasara precisamente en este momento de la vida, fue como un balde de agua fría.

Ella tuvo una caída a finales de año y le tuvieron que hacer una operación de cadera; desde entonces y por estos 8 meses, Elieth fue dejando de ser la persona que era. Se adelgazó mucho y su mente empezó a irse a diferentes momentos de su vida y a algunos inventados. Me la cambiaron.

Hace 3 meses, le dio un algo, donde se le bajó la presión y se desmayó; cuando llegué a verla al hogar de ancianos, pensé que ese día se moría. Estaba acostada, con la mirada perdida y con la boca abierta. Al verla me asusté mucho, pero al mismo tiempo me dio paz pensar que iba a descansar. Cuando me acerqué a ella, de manera inmediata las lágrimas me corrían por la cara, mientras serenamente, le decía que no se preocupara, que yo estaba ahí, que estuviera tranquila y que descansara. Las lágrimas no dejaban de salirme, así que la señora, movió los ojos, me vio y de inmediato se puso a hacer sonidos, balbuceando, tratando de hablar. No había forma de callarla, le dije que estuviera tranquila pero fue en vano, ella seguía en una super conversación, que yo no entendía nada, pero igual la escuchaba. Poco a poco le fue cambiando el semblante, la presión empezó a subirle y se le entendía un poquito mas lo que decía.

Le dije:

Te asustaste de verme llorar y por eso empezaste a hablar?

Sonrió y me dijo que si. Le devolví la sonrisa y estuvimos un rato riéndonos de la situación.

Y aunque me sentí aliviada por saber que estaba mejor, también me puse triste, porque pensé que talvez ese era su momento de partir y por ponerme a llorar, no lo hizo.

Hoy no estuve para asustarla y traerla de vuelta. Hoy si era el día que estaba escrito para su partida, 95 años, 10 meses y 15 días. Y aunque se que es lo mejor para ella, me duele saber que se fue. Mi mente no deja de pensar en el por qué, qué fue lo que pasó, si hacía dos días había ido al médico y a pesar de su senilidad y su no movilidad, estaba bien. Pero hoy, despertó enferma y fue necesario llevarla al hospital. Mientras esperaban los resultados de los exámenes, murió, con mi mamá, con su hija al lado, en un momento que probablemente llevarán en sus corazones para siempre, por la intimidad y el amor que pudo haber existido en ese momento.

Ya no está en este plano y lloro porque se fue, porque estoy enferma y más vulnerable que nunca, porque es mi abuela y yo Ingridcita o Nanito (como me decía cuando era niña). Lloro porque estoy en duelo y tengo que, además hacerme un puto TAC mañana para que me digan cómo está mi puto cáncer y tengo que olvidarme de mi abuela por unas horas, para pensar solamente en mi y mi sanación, y eso me duele también. Porque mi abuela murió y yo tengo que vivir y quitarme un bicho que me puede matar. 

Se que ya probablemente estés caminando, cuidando tus matas en tu apartamento y tejiendo. Espero que también no me veas llorar, ni a mi mamá, pero si nos ves, es porque nos duele tu partida, pero sabemos que es lo mejor para vos y nos alegra que haya sido así, de una forma rápida y probablemente sin tanto dolor, aunque eso no lo podemos saber, simplemente lo asumimos.

Te quiero dar las gracias, por chinearme y cuidarme por 48 años de vida, por quererme como lo hiciste y por todo lo que me enseñaste. Se que hubo momentos complicados, pero ya eso queda atrás, como un recuerdo más, de algo que teníamos que vivir así como fue. Cuando te fuiste al hogar de ancianos, tuve la experiencia mas hermosa con vos, cuando me acosté en tu hombro y me hiciste cariños; ese día dije que ya podía estar tranquila, porque vivir ese momento, que me devolvió a mi infancia, lo voy a recordar siempre. Fue de los momentos mas gratificantes, me sentí Nanito y Elieth. Magia pura.

Si te pudiera pedir algo en este momento, es que me acompañes en lo que se viene. Ya los has hecho y supongo que te has dado cuenta, porque siempre que voy a una cita, llevo tu pulsera conmigo y tomo la medallita de san Benito en mi mano, como si fuéramos las dos juntas caminando de la mano. Esa era mi manera de sentirte cerca en este momento tan complicado de mi vida. Así que ahora que ya trascendiste, talvez podas estar cerquita, cuidándome y ojalá ayudando a quitarme este cáncer. Solo te pido que no te aparezcas porque eso me asusta. En serio 🙂 Te quiero mi abuela Elieth.

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